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TRANSALPINE RUN 31.08.2019

TRANSALPINE RUN 31.08 – 07.09.2019 8 DAYS 4 COUNTRIES 1 TEAM 1 DREAM

 

Os presentamos una de esas aventuras que todo corredor de montaña sueña con realizar al menos una vez en la vida, pero que sólo unos pocos reunen las características necesarias para poder hacer realidad.

En este caso la gran afortunada de haber podido vivir una Experiencia única es nuestra guerrera Elena. Por otra parte, ya acostumbrada a este tipo de carreras-aventura

Aquí os dejamos la crónica que ha escrito Elena Sanz (hemos incluido links con videos, si al abrir no se ven, probar con otro navegador como Firefox,....)

 ( https://transalpine-run.com/en/ )

TRANSALPINE RUN 31.08 – 07.09.2019   8 DAYS 4 COUNTRIES 1 TEAM 1 DREAM

 

“Haz que cada minuto cuente,

si no puedes correr, anda

si los pasos son demasiado rápidos, ve más despacio,

haz un pequeño avance hacia delante, y repítelo…

 

277 Km  16.391 M+

De entrada los datos impresionan. Pero si pensamos en Anibal hace más de 2000 años, cruzando los Alpes, con más de 30.000 hombres, 37 elefantes y 15.000 caballos, sin caminos señalizados, ni tracks, ni GPS. Sin prendas técnicas, unas Hoka One Speedgoat 3, o unos bastones plegables de carbono. Y por supuesto, sin barritas energéticas hidrocarbonadas, proteicas o con glucosa, ni avituallamientos con isotónicos, sales  o geles…. Entonces, nos damos cuenta de que ninguno de los que estuvimos allí somos auténticos héroes.

Somos sólo personas privilegiadas, por haber dispuesto del tiempo necesario para prepararnos; de los medios económicos para afrontarlo; y de unos físicos capaces de soportar el maltrato que les hemos proporcionado durante meses.

 

Llegué a Oberstdorf el 30 de agosto con las baterías a tope, después de haber pasado unos días estupendos con mis niños, de dos días más de “hidratación” previa en Múnich con mi tío, y con la tranquilidad que aporta tener al lado a un compañero, que aunque no lo podía ser corriendo, iba a desempeñar un gran papel al otro lado de la barrera.

Con gran ilusión y disfrutando del soleado día que teníamos, me encontré con mi querido “Gran Danés”, en el hall del edificio donde se recogían los dorsales. La mala suerte, y el destino habían hecho que los dos nos quedáramos sin compañero un mes antes, y que acabáramos formando equipo juntos. Nos habíamos conocido hacía apenas unos días, pero los nervios y la emoción de saber que íbamos a compartir tal aventura, hizo que al encontrarnos nos fundiéramos en un gran abrazo.

 

Nos instalamos en el pueblo desde dónde partiría nuestro peculiar periplo por los Alpes, y enseguida aprendimos la rutina que llevaríamos a diario: pasta party, entrega de trofeos de los ganadores de la etapa, y del maillot de los líderes, briefing y al hotel. Una vez allí, organizar la equipación para la siguiente etapa, preparación de mi particular chuleta con el perfil, las horas de corte y los avituallamientos, Compex, checklist del material, y a dormir.

Tenía mi “cuaderno de ruta” donde anotaba las etapas que íbamos completando. Les ponía un título a cada una de ellas, y el resultado fue el siguiente:

 

1ª Etapa: Obertsdorf DE – Lech am Arlberg AU  / 40 km 2350 m+ 1720 m-

“Heidi y el abuelo” , así es como me sentí durante esa maravillosa primera etapa. Como una niña pequeña corriendo por verdes praderas, con un increíble cielo azul, y muy cerquita además de la tierra donde se supone vivía aquella niña, entre los Alpes suizos y austriacos. Si hubiera existido de verdad hubiera arrasado sin duda en la Transalpina, con su amigo Pedro.

 

 

2ª Etapa: Lech am Arlberg AUSt. Anton am Arlberg AU  / 28 km 1800 m+ 1920 m-

 “Loosing my position“, el primer día acabamos muy bien clasificados. Pero irónicamente fue lo peor que me pudo pasar. Me salió la vena competitiva, y cometí el gran error de perder la perspectiva de cual era el verdadero objetivo, que no era otro sino completar las 8 etapas. Las consecuencias fueron que le metí presión a mi compañero, que no sé por qué acabó llamándome la sargento de hierro, y a su vez dejé de disfrutar como lo había hecho el día anterior. Por suerte aprendí la lección a tiempo.

 

 

 

 3ª Etapa: St. Anton am Arlberg AU – Landeck AU  / 39 km 2000 m+ 2500 m-

 “El despertar del gran danés”, y aquí sobran las palabras. Mi querido Bo me dio una gran sorpresa y toda una lección de humildad.

 

4ª Etapa: Landeck AU- Samnaun CH  / 47 km 2900 m+ 1900 m-

 “Se acabó el calentamiento, empieza el juego“. Etapa reina de la prueba por desnivel y distancia. Al final la superamos sin sufrir demasiado y con buena nota.

 

5ª Etapa: Samnaun CH – Bergstation Alp Trida CH  / 8 km 850 m+ 150 m-

 “Sprint hacia el cielo”, y vaya sprint! kilómetro vertical, con un sol de justicia, pero con premio en la cumbre. Comida con vistas al paraíso, música en vivo, y ambiente inigualable, aunque comprobamos una vez más, que el concepto de “fiesta” al otro lado del Pirineo, dista mucho del término español.

 

 

6ª Etapa: Samnaun CH – Scuol CH  / 41 km 2800 m+ 2900 m-

”El diluvio universal”, pasamos del calor infernal, a una tormenta de granizo, con unos rayos, que nos hicieron correr, como si nos persiguieran los Miuras en un encierro de San Fermín. En esta etapa fichamos a Julio, por lesión de su compañero. Las risas aún se escuchan por todos los Alpes.

 

7ª Etapa: Scuol CH – Prad am Stilfserjoch IT  / 45 km 1700 m+ 2000 m-

 “Blanca Navidad”, uno de los más bellos paisajes de montaña que he visto en mi vida. Etapa para disfrutar a pesar del mal tiempo. Vistas espectaculares con barrancos, cascadas; cruzando cuevas, y nieve; por valles increíbles, y hasta pueblecitos de cuento….

 

8ª Etapa: Prad am Stilfserjoch ITSolda IT  / 27 km 2300 m+ 1600 m-

 “La tormenta perfecta”, y por suerte, se quedó sólo en la previsión. Se modificó el itinerario, y  la etapa pasó de 31 kilómetros a 27, bajando también la cota, para evitarnos correr con 20 centímetros de nieve bajo nuestros pies. En la camiseta de finisher, sigue poniendo “277”.…

 

 

Cada etapa fue dura por algún motivo: la distancia, el desnivel, el clima, el cansancio acumulado… pasamos de soportar un calor infernal los primeros días, a la nieve con la que nos despedimos el último. Tormentas, nieblas, lluvia y frío. Había terrenos técnicos y complicados, muchísimo barro, aun así, es una carrera para correr...  si te quedan fuerzas.

Levantarse cada mañana temprano y ponerse las zapatillas de nuevo, era el momento más dificil del día. Soñaba con el perfil y los tiempos límites. Pero una vez en la salida, en cuanto escuchaba los primeros acordes del famoso “Highway to Hell” de AC/DC, con el que arrancábamos a correr, quedaban atrás todos los pensamientos, y empezaba a disfrutar, a dar gracias por poder estar allí, y por sentirme tan sorprendentemente bien, y una sensación de felicidad me recorría de arriba abajo; supongo que serán las famosas endorfinas, el subidón, o como cada uno quiera llamarle, lo cierto es que a mi aún me dura.

 

Es una carrera que implica una logística impresionante. En mi opinión entre las cosas a mejorar propondría la gestión del alojamiento, que resulta caro y difícil de encontrar.

Durante las etapas no hay tantos avituallamientos como estamos acostumbrados, pero los que hay son completísimos. También hay “taping” y por supuesto asistencia médica, antes, durante y después de cada etapa. Además la gente de la organización es absolutamente encantadora.

 

Lo peor:

Las garrampas que por mucho cuidado que tuviera, me llevaba a diario con los cercados de las vacas.

 

Lo mejor:

Las cenas multitudinarias viendo las impresionantes fotos y reportajes de nuestro amigo Antonio, reportero oficial español, y del resto de fotógrafos y cámaras, esperando salir en alguna y tener nuestro minutito de gloria.

 

 

Las risas con nuestro amigo y finalmente compañero de equipo Julio, que con su salero andaluz era capaz de captar todas las miradas, y por ello salía en tooooodas esas proyecciones.

La guerra de bolas de nieve con mi querido Bo en medio de sus problemas estomacales.

Las canciones que se han convertido ya en un clásico para las entregas de trofeos después de cada etapa, y que espero escuchar en las próximas ediciones de la EXtepa Trail.

 

 

Los bailes en plena montaña al ritmo de música tirolesa, con un aparatito aparentemente artesanal pero de tecnología punta.

 

Los momentos de relax.

 

Los amigos que encontramos por el camino, ingleses, franceses, austriacos, alemanes, belgas… todos encantados de arrimarse a los españoles y hasta de invitarnos a chupitos.

 

Bailar la Macarena para calentar antes de la última etapa, y volverla a bailar en meta como si fuera mi canción favorita, a pesar de llevar años odiándola.

 

La fiesta con DJ después de la última etapa donde dimos el resto que nos quedaba saltando como si lleváramos un mes descansando en un Spa.

 

Levantarse a principios de septiembre con la sorpresa de estar rodeados de nieve cual postal navideña.

 

Para emocionarse:

Quedarnos solos en el hotel antes de empezar el viaje de vuelta, desayunar al lado de los vencedores de la carrera, y que sean ellos los que se levanten a felicitarme… y es que, los campeones no lo son solo por sus proezas deportivas….

 

La fortaleza física te llevará a la línea de salida,

pero la fortaleza mental te llevará a la meta.”

Neil Rhodes

 

 

 


CATEGORÍA

Trail

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